“¡Buenas tardes!” se repite a medida que los niños, niñas, adolescentes y jóvenes entran en la sala. Los y las participantes del Casal dels Infants del barrio del Raval son bienvenidos por Maria José Garcia, directora de la sede en el barrio, Laia Ribas, responsable de Jóvenes, y Anna Solanas, responsable de Infancia. Tal y como entran, se sientan en las sillas que ya están colocadas en un círculo: empieza el Consell de Participació. Se trata de un espacio de encuentro donde los participantes del Casal comparten las demandas y propuestas de cada grupo de edad y se piensan mejoras de manera conjunta para las actividades y los locales del Casal, y el barrio del Raval.
Libretas, folios y -para los más modernos- móviles en mano, la reunión empieza con presentaciones y recordando la última vez que se vieron en el Consell. Se reúnen una vez cada dos meses para proponer nuevas iniciativas y hacer un seguimiento de aquellas que ya se habían acordado previamente, pero la covid-19 ha afectado esta periodicidad. Esta reunión se tendría que haber celebrado antes de Navidad si la sexta ola no lo hubiera impedido. La actividad en el Casal, pero, ha continuado, y también las propuestas y el espíritu crítico y de participación de los niños y adolescentes. “Para el Casal es muy importante la participación como herramienta educativa, para que entre todos y todas podamos construir como nos gusta el Casal, qué necesitamos y qué echamos de menos”, explica Anna Solanas.
En cinco minutos de reunión, ya se ha hecho una propuesta, se ha deliberado entre todas y todos qué preferían y se ha tomado una decisión: el Consell se traslada de las sillas en círculo a una circunferencia irregular de sofás y colchones en el suelo. Así están más cómodos. Los chicos y chicas, que son los delegados y delegadas representantes de su grupo, tienen ganas de decir la suya y compartir las dudas, las propuestas y las iniciativas que han recogido. El Consell está compuesto por dos delegados y delegadas de cada grupo de edad, de los 6 a los 21 años, que son escogidos de manera asamblearia por sus compañeros y compañeras. Por turnos, los delegados enumeran las propuestas de mejora de sus grupos y se comenta la viabilidad de estas peticiones, mientras que Laia Ribas apunta en una cartulina grande aquellas que están dirigidas al barrio.
En las reuniones se tratan dudas que no tienen cabida en el dia a dia, temas relacionados con la organización de las actividades y la gestión de los espacios del Casal- como escoger el color de las paredes de salas o pedir nuevos libros a la biblioteca, más salidas al parque o excursiones-, a parte de incluir una mirada hacia el barrio para pensar conjuntamente maneras e iniciativas para mejorar las condiciones.
En la última reunión, los participantes del Casal mostraron su deseo e inquietud para tener un barrio más limpio y más seguro, con menos basura, menos drogas y más luz en la calle, y las ganas de cooperar para conseguirlo. “En la reunión hemos hablado de recaptar dinero para ayudar a la gente que tiene que dormir en la calle”, explica Janrik, delegado del grupo de Grans del Centro Abierto Infantil (COI). Otro tema fue la queja colectiva por los pocos espacios de juego en el barrio. Gracias a estar en el Consell, pero, dos delegados de grupos diferentes que van a la misma escuela se pusieron de acuerdo para hablar con sus tutores para pedirles abrir el patio de la escuela después de horas lectivas. De esta manera, la misma escuela tendrá la misma demanda de dos personas diferentes. Participando y trabajando en equipo, pueden conseguir mejoras para todos los niños y niñas del barrio.
El Consell de Participació se creó para posicionar la participación como herramienta de beneficio común. “La idea es poder construir y hacer propio el Casal, porque cuando sientes que algo es tuyo, participas mucho mejor y te hace más ilusión todo”, apunta Anna. Y así es para Mark Leo, delegado del grupo 1 del Centro Abierto Adolescente (COA): “me gusta mucho este espacio porque las personas adultas valoran nuestra opinión. Podemos cambiar nuestro barrio y hacer cosas que mucha gente quiere pero nunca han podido hacer, y ahora nosotros tenemos la oportunidad de hacerlo”.
Al cabo de una hora de compartir propuestas y haber escuchado los delegados y delegadas, el Consell de Participació concluye. Parece que todo el mundo está satisfecho: Anna, Maria José y Laia, con sonrisas de orgullo por sus niños y niñas escondidas detrás de las mascarillas, destacan como ha estado de productiva la reunión. “¡Hay reuniones de adultos donde cuesta mucho más avanzar tanto como lo hemos hecho hoy!”, señala Anna. Los delegados y delegadas, contentos por haber tenido un espacio para decir lo que piensan y con ganas de volver con sus compañeros y compañeras por lo que queda de tarde, recogen las libretas, los folios y los móviles con las nuevas anotaciones. Aún con espacio en blanco, pero, para la próxima reunión.
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