La Covid-19 y las desigualdades agravadas: hablan las familias

1/07/2020

“Trabajaba limpiando cuatro casas, y de un día para otro las perdí todas”, explica Karina Bustamante, participante del servicio Rumb a la feina del Casal dels Infants de Badalona. Vive con su marido, un hijo de 12 años y una hija de 18, Noelia, que participa en el Casal Joven. “Mi marido hasta ahora ha trabajado haciendo reformas en pisos, le han ido saliendo cositas de trabajo… Sin contrato, y por lo tanto no cotiza en la seguridad social. Ahora la cosa está parada y ninguno de los dos tenemos prestación de desempleo.”

Como ha sucedido en casa de Karina, el golpe de la crisis económica que ha provocado el confinamiento ha dejado muchas familias sin ingresos de un día para otro, muchas sin derecho a la prestación de desempleo porque trabajaban en la economía sumergida. Hogares donde hasta ahora habían ido cubriendo las necesidades básicas sin tener que recorrer a los servicios sociales. Karina, de hecho, no tenía contacto con su asistente social desde hacía más de un año, cuando gestionó la beca comedor de su hijo, que entonces todavía iba a primaria. “Ahora he vuelto y no constaba en sus expedientes. Las educadoras del Casal dels Infants me ayudaron con las gestiones con el asistente y finalmente me han dado la ayuda alimentaria del banco de alimentos que ha creado el Ayuntamiento de Badalona y que gestiona la Cruz Roja.”

Karina Bustamante: “Trabajaba limpiando cuatro casas, y de un día para otro las perdí todas” 

 

Alimentación y necesidades básicas 

La alimentación ha sido la primera necesidad que ha sido necesario cubrir. Las familias con niños y niñas escolarizados en primaria han podido contar con una tarjeta monedero que ha suplido la beca de comedor, desplegada por la Generalitat y que desde el Casal dels Infants hemos ayudado a repartir. Las que tienen un hijo o hija en el servicio de centro abierto también han recibido una tarjeta monedero para la merienda. Algunas también han podido recibir una prestación extraordinaria del programa CaixaProinfancia, y en los casos de más urgencia un kit de emergencia que hemos facilitado desde el Casal dels Infants.  

Para Samira Zarhouni el confinamiento llegó justo después de un cambio significativo en su vida: hacía poco que había dejado de trabajar como cocinera en una residencia de personas mayores y se acababa de divorciar, teniendo que hacerse cargo ella sola de sus cuatro hijos de 11, 9, 7 y 4 años, todos ellos participantes del servicio Anem i Tornem del Casal dels Infants de Santa Coloma de Gramenet. “En una situación tan complicada y con cuatro hijos a cargo, te preguntas ahora qué he de hacer.”

Samira Zarhouni: “En una situación tan complicada y con cuatro hijos a cargo, te preguntas ahora qué he de hacer”

A través de las educadoras referentes de sus hijos e hijas, Samira tuvo acceso a las tarjetas monedero de la beca de comedor y del centro abierto, así como a la prestación extraordinaria del programa CaixaProinfancia. 

Como Samira, Fatou Diouf es otro ejemplo de familia monoparental que ha visto como se le complicaba más que nunca tirar adelante. Con dos hijas de 14 y 10 años y un hijo de 6 que participan en el Casal dels Infants de Salt, antes de la crisis sanitaria trabajaba en un hotel, y con el establecimiento del confinamiento le aplicaron un ERTO que no empezó a cobrar hasta mayo. Estas semanas ha contado con las tarjetas monedero de la beca de comedor de sus hijos, excepto la mayor, que ya va al instituto y no tiene.

Pero los gastos has seguido acumulándose, y algunos, como el alquiler del piso, Fatou no los ha podido afrontar. “Soy una mujer trabajadora, y si no trabajo, a parte de ponerse todo más difícil, me siento mal, y eso afecta a mis hijos.” Ahora está gestionando con servicios sociales y el apoyo de las educadoras del Casal dels Infants que le tramiten la prestación de la Renta Garantizada de Ciudadanía.  

Fatou Diouf: “Soy una mujer trabajadora, y si no trabajo, a parte de ponerse todo más difícil, me siento mal, y eso afecta a mis hijos”

En el caso de Rafael Crespo, padre de dos hijas de 10 y 14 años participantes del Casal dels Infants del Besós y la Mina, tanto él como su mujer también sufrieron un ERTO y tampoco pudieron cobrarlo hasta finales de mayo. Él trabaja en una fundación y ella como recepcionista, y han pasado de llegar a tener cierta capacidad de ahorro a, de golpe, no poder pagar las facturas: “He tenido que dejar de pagar las últimos gastos de la luz y el gas, que se me acumulan como pendientes”, explica Rafael.

Rafael Crespo: “he tenido que dejar de pagar las últimos gastos de la luz y el gas, que se me acumulan como pendientes” 

La vivienda

A parte de verse sobrevenidos por los ERTO, Rafael y su mujer se encontraron en la circunstancia de deber acoger en su casa dos familiares que se habían marchado de Xile como demandantes de asilo, debiendo compartir entre cuatro adultos y dos niños un piso de 60 metros cuadrados. 

Aunque este es un ejemplo muy específico, la insuficiencia de espacio y de ventilación en la vivienda ha dificultado el día a día de muchas familias que participan en el Casal, una realidad que ya vivían antes del confinamiento pero que ha sido más difícil de soportar cuando ha sido necesario quedarse en casa. Ha habido familias que han quedado confinadas en una única habitación, en un espacio sil célula de habitabilidad y compartiendo con otras personas o en pisos sin acceso a suministros básicos. 

Estas situaciones han vuelto a poner en relieve que las vulneraciones del derecho a la vivienda son sistemáticas para muchas familias, y ha sido necesario movilizar muchas gestiones con servicios sociales para encontrar soluciones a cada caso.

Apoyo emocional

Que el Casal dels Infants haya estado a su lado en su lucha por tirar adelante, a pesar de la distancia que imponía el confinamiento, es uno de los aspectos que más valoran las familias. “Desde el principio me estuvieron llamando las educadoras del Casal, y eso me daba un chute de energía. Me hacía pensar que, al menos, había alguien que se preocupaba por mí”, explica Samira.

Samira Zarhouni: “Desde el principio me estuvieron llamando las educadoras del Casal, y eso me daba un chute de energía”

 

 

Es el mismo sentimiento que tiene Karina, que en el Casal tenía como referente el equipo educativo de Rumb a la Feina, un servicio que tiene como objetivo mejorar la ocupabilidad de las personas que participan en él reforzando las competencias transversales y los recursos para la búsqueda de empleo. Con el acompañamiento de Elena, su educadora, Karina ha obtenido el certificado de Manipuladora de Alimentos e incluso tuvo una oportunidad laboral a la que tuvo que renunciar porque, dado que sufre asma y en el contexto de la pandemia, le suponía un riesgo para la salud. Lo que más destaca, pero, es el trato que ha recibido en todas estas semanas: “Elena ha estado pendiente de todo el aspecto laboral, pero también del familiar, y gracias a su apoyo nos hemos sentido menos desprotegidos”, explica.

 

 

Brecha educativa y digital

“Las profesoras ponían deberes a mis hijos y en casa no teníamos internet. Sólo tenía los datos de mi teléfono, y ¿a cuál de mis cuatro hijos tenía que dejárselo? Mi hija mayor el año que viene hace el salto al instituto y es la que más deberes tenía…”, comenta Samira. No disponer de acceso a la red o a dispositivos informáticos adecuados para seguir el curso ha sido un problema para muchas familias con hijos e hijas a cargo. Desde el Casal dels Infants, con la colaboración de Amazon, la fundación Pro-Futuro y otras iniciativas, conseguimos repartir más de 140 tablets entre aquellas familias que más lo necesitaban. Samira recibió una para sus hijos, y la suya es una de las 50 familias a las cuales hemos podido facilitar conexión a internet durante seis meses gracias a la colaboración de Parlem. 

Fatou, Karina y Rafael también recibieron una tablet para sus hijos e hijas. Pero más allá del acceso a los dispositivos, el confinamiento ha evidenciado que las familias también necesitan acompañamiento para tener las competencias tecnológicas para aprovecharlos. También cuando las propias personas adultas deben realizar trámites o gestiones. Karina, por ejemplo, recuerda que recibió semanalmente vídeos del programa Rumb a la feina en los que Gina, educadora del servicio, explicaba de forma didáctica cómo utilizar aplicaciones y recursos de internet para buscar trabajo.  

Volviendo al curso educativo, el acompañamiento familiar es clave para el éxito educativo de niños, niñas y jóvenes, pero no todos los padres y madres tienen el mismo capital cultural ni las competencias necesarias, especialmente para dar apoyo a sus hijos e hijas desde que hacen el salto al instituto. Este es un factor de desigualdad determinante que se ha agravado durante el confinamiento, unos meses en los que el acompañamiento familiar ha tenido más peso que nunca en el proceso de aprendizaje. 

En verano, y durante el curso que viene, es necesario invertir recursos para compensar esta desventaja educativa, con más programas de refuerzo de los aprendizajes fuera del horario lectivo y que transfieran competencias a las familias para que se puedan involucrar en el itinerario educativo de niños, niñas y jóvenes. A partir de septiembre, también será necesario desplegar el Pacto contra la segregación escolar en Cataluña para garantizar una distribución del alumnado más igualitaria en los centros educativos, y dotar de más recursos los que concentran más alumnado con necesidades específicas de apoyo educativo.

El desconfinamiento

Las angustias de la mayoría de estas familias, desgraciadamente, no se han acabado con el desconfinamiento. Muchas todavía no han recuperado el trabajo y seguirán necesitando prestaciones y servicios para tirar adelante. Desde el Casal dels Infants, más allá de ofrecer a sus hijos e hijas unas actividades de verano más necesarias que nunca, hemos reforzado los espacios de asesoramiento para las familias, para darles apoyo en los trámites y prestaciones y ofrecerles un acompañamiento emocional. 

Será necesario, al mismo tiempo, seguir incidiendo para que las administraciones públicas movilicen los recursos necesarios para que estas familias tiren adelante y poder prevenir futuras situaciones de riesgo. El despliegue de la prestación del ingreso mínimo vital, así como todas esas medidas que corrijan las dificultades acumuladas, serán determinantes en los próximos meses.

ReportajeLa Covid-19 y las desigualdades agravadas: hablan las familias